domingo, 23 de diciembre de 2018

Lo que al final pudimos ver......

En relación a la entrada realizada el 25 de octubre, el 19 de noviembre realizamos  la esperada visita estructurada en dos partes.
Primera parte: Exposicion de Antoni Miró  en la base (Alinghi) de la Marina de Valencia, una vez allí (10:00 hrs), nos explicaron las condiciones del lugar, espacio no preparado para exposiciones, reconvertido en contenedor cultural. La obra corresponde a la obra creada desde 2012. El recorrido comenzó por Mani-Festa, en el que  el dinamizador/guía (Mark) en todo momento nos estimulaba haciéndonos reflexionar sobre la obra, y lo consiguió. También nos explicó como la realizarían con niños haciéndolos partícipes de la visita como elemento activo, lamentablemente la burocracia y una gestión no apropiada ha conseguido que una buena actividad no llegue a grupos escolares.
Limites de tiempo impidieron dedicarles más tiempo a las otras partes del recorrido, la dedicada al hiperrrealismo social y la de el cuerpo humano, en general todo el grupo disfrutó de la actividad y su gestión (de camino a la segunda parte fuimos debatiendo sobre lo visitado).


Segunda parte: Museu de l'Arros de Valencia, a penas unos cientos de metros y en el barrio del Cabanyal, llegamos a un particular molino de arroz de estructura e interior restaurados y rehabilitados, su interior transmitía mucho carácter, dedicación y estilo de vida. El recorrido estandarizado comenzaba con un video poco atractivo y la visita guiada no despertaba mucho interés salvo la particular maquinaria expuesta, reflejar el estilo de vida y la presencia de objetos en su contexto adecuado resultó gratificante.
Tener la oportunidad de realizar ambos tipos de visitas invita a pensar en las diferencias y la finalidad que pretenden.



Rafa García 


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