viernes, 1 de noviembre de 2019

Fira de tots sants Cocentaina

Aprovechando el puente, decido volver a la feria que tan buenos recuerdos me traía de mis anteriores visitas. Es la quinta vez que visito esta localidad con el mismo motivo, pero este año mi vision es distinta, otro prisma desde el que analizar el turismo de día, organización, distribución de espacios, sostenibilidad, impacto social y demás términos vistos en clase.

Lo que años anteriores me parecía perfecto, este año ya no lo es. Aún llegando pronto aparcar resulta complicado,  este año se celebra la 673 edición (su origen data de 1346), la mas importante y grande de la Comunidad Valenciana y la segunda por antigüedad a nivel nacional.

En la apertura estaban presentes entre otras personalidades Pedro Duque y Enric Morera. A las 10 de la mañana aún se podía caminar, los stands comenzaban a montar y mostraban sus parafernalias,  paseamos por las ambientadas calles y observamos cosas curiosas como esta.
La feria cuenta con un gran mercado medieval, zoco árabe, feria de atracciones,  zonas gastronómicas (muchas, muchisimas), zona comercial y abundantes actividades durante la celebración.

Conforme va pasando la mañana me doy cuenta que ya no es posible detenerse a ver nada, una marea humana nos arrastra por los callejones y las zonas de actividades tienen largas colas de espera, el año pasado 557.922 turistas visitaron la localidad. Evitando el centro escuchamos una voz conocida.......Pep Gimeno "el botifarra" acaba de comenzar su actuación y la disfrutamos un rato sin agobios.
Pasado el medio día puedo acceder a un punto de informacion, escucho conversaciones sobre accesibilidad e infraestructuras existentes para un grupo de 12 personas con movilidad reducida, la persona que solicitó esta información no se fue muy convencida. (En la publicidad aparecía como inclusiva la siguiente imagen)

La zona gastronómica estaba enfocada a pillar turistas, grandes áreas dedicadas a un tipo de gastronomía vasta y de fuerte olor a fritanga.



Una vez comidos de mala manera y con una atención pésima, decidimos alejarnos de la zona de bullicio y caminar por el cinturón que rodea el pueblo observando curiosidades y manualidades. Al llegar nos damos cuenta que esta igual de masificado  y decidimos marcharnos de la localidad.

Pero no todas las opiniones son malas, la zona del zoco árabe era genial,  su ambientación, artesanía, gastronomía y talleres conseguían transportarte a cualquier ciudad arabe.





Elemento barato, útil, muy presente en todo el recinto y con su espacio publicitario.

Solo me queda comentar el fantástico video de difusion, que no tiene nada que ver con la experiencia vivida el día de hoy.

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